viernes, 30 de marzo de 2007

Los extremos

Me gustaría salir un poco de la sintonía del post anterior. El rollo este de hablar del "amor" y las relaciones "amorosas" me ha puesto a pensar en un nuevo tema; es lo que tiene ser un hombre que a falta de ejercitar lo que tiene entre sus piernas, ejercita lo que hay dentro de su cabeza. Pero bien, veamos.


Enamorarse implica tres factores: decisión, elección y actitud. Los cuales si se llevan a llevados a cabo podrían conllevar a una situación "extremista" o más bien dicho, de extremos, al fin y al cabo, elegir es rechazar. Desde siempre, o desde que tengo uso de razón ya más o menos propia, he pensado que a las situaciones extremas le corresponden respuestas extremas; lo digo, lo pienso y lo he hecho. Sin embargo, en el caso de estar involucrado en una situación de descontento, cambio o urgencia, ya sea tanto sentimental, personal o social -esto último bastante más complejo-, algunos prefieren pensar que es mejor que todo vaya a peor lo más rápido posible, ya que así llegará ese cambio -sentimental, personal o social- que traerá consigo una nueva emoción, una nueva situación o una nueva dialéctica. Al final, exista ese cambio o no, hay que estar en un punto, en un bando, en un extremo.

¿En que extremo te situas tú mi estimad@ lector/@?

Israel

domingo, 18 de marzo de 2007

¿amar es un arte?

Actualizo después de no sé cuanto tiempo, incluso hay un parentesís para demostrar que el Señor de los anillos es muy "heavy"...en fin.


En el texto anterior comentaba el gran estupor que me causo el pensar en eso de las relaciones, como casi siempre, recurrí a uno de mis libros de "sociología" favoritos, el de "El arte de Amar" de Erich Fromm. Ante la fragilidad de las relaciones sentimentales modernas, la lectura de este libro puede ser bastante útil.


A través de este pequeño libro, Fromm explica que eso de "amar" es una un fenómeno que nos ayuda a superar nuestro estado de separación respecto al mundo -el social entiendo yo-. El amor más allá de una relación específica con una persona, es una actitud que puede cobrar distintas formas: amor fraternal, erótico, materno, a Dios, a la naturaleza, al rock and roll, etcétera, etcétera...


Desde mi punto de vista, lo más importante del libro sería que:


- El "amor", más allá de ser una relación placentera, es un actitud que requiere esfuerzo y conocimiento, primero de uno mismo y después del "otro".

- Las relaciones fallan porque todo el mundo está empecinado en "ser amado" mas que en "amar", no me refiero al rollo hippie ese de repartir amor a diestra y siniestra, sino al hecho de que la gran mayoría no tiene esa capacidad de entregarse por completo a otra persona, relación, idea, etc.

- En la actualidad mucha gente busca ser "amad@" a través de mecanismo sociales como la posición económica, el "sex-appeal", el dinero, el éxito laboral, la popularidad y todas esas mierdas.

- La gente cree que el rollo del amor es la de tener un objeto y no una facultad. Así que de lo que se trata es encontrar un "objeto" al cual querer. Dada que nuestras sociedades están basadas en la idea del intercambio y el dinero, de lo que se trata es de encontrar un "objeto" al cual amar dentro del "mercado sentimental" que suponen las relaciones sentimentales de hoy en día. En este sentido un hombre o una mejer atractivos son el mejor premio que se puede conseguir. ¡Ojo!, que en este intercambio influye siempre la sociedad y las tendencias comerciales, así que si antes en las sociedades occidentales un hombre debía ser agresivo y ambicioso; ahora debe ser tolerante, sociable, abierto, cuidar su aspecto y demas cosas de esas.

- Lo de estar enamorad@ no es un problema; lo que sí lo es es permanecer enamorad@. Ese es el punto del post anterior.


Así es amigos, no existe ninguna otra actividad o empresa que se incie con tan tremendas esperanzas y expectativas, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor, ¿o no?...

israel

sábado, 10 de marzo de 2007

Camino a Moria

El espíritu rockero del Señor de los Anillos.

Disfrútenlo.

martes, 6 de marzo de 2007

¿Todas las relaciones fracasan?...

Que tal, en esta ocasión me permito reproducir un trozo de un mensaje
enviado por un amigo -porque concuerdo tanto que incluso lo hubiera
escrito igual-. Como se puede leer, es sobre las relaciones
sentimentales entre dos personas. El caso es que este email me ha
hecho pensar sobre la fragilidad de las relaciones de hoy en día
y muy especialmente en el libro “El arte de amar” de Erich Fromm, del
cual intentaré hablar en el próximo post, pero antes lean, lean
por favor y decirme lo que pensaís...:


"Yo soy de los que piensan que una relación se construye, sí; nace de
una impresión, del amor a primera vista en ocasiones, pero eso no es
para siempre. Las relaciones de pareja se van construyendo, uno
influye en la otra persona y viceversa, con diferencias y omisiones
y ésa en la piedra angular de toda relación: aportar las dos partes
para que fluya: interés, ambición, ánimo, participación, espacio
propio, confianza, respeto, comunicación, etc. cosas que poco a poco
se fueron desvaneciendo en _______."

isr

sábado, 3 de marzo de 2007

Ya estoy aquí...

A tí que estás del otro lado.-

Sí, después de un sinfín de dudas me decido a hacer un blog. En principio éste no tiene una orientación fija, escribiré cosas que me gusten, interesen o cautiven; esperando que este "ente" virtual sirva tanto de catarsis de la vida contemporánea como de entretenimiento.


Creo que versará sobre música, sociología, libros, cultura de cualquier tipo y de lo que me apetesca...¿Para qué son los blogs sino más que soltar lo que queremos decir sin que nadie nos replique?. Es más, ya sé que será lo primero, mi sentido mini homenaje a Theodor W. Adorno, sociólogo, músico y filósofo alemán que es uno de mis autores de cabecera. Vale. Suerte.

Espero controversia.

Israel


Theodor W. Adorno, el olvidado

“...les diría que debe ser un examen crítico de la sociedad, de lo esencial de la sociedad, un examen de aquello que es pero en un sentido tal que ese examen sea crítico, de modo que en aquello que socialmente “es el caso”,... se advierta la carencia de aquello que pretende ser, para detectar así las posibilidades de una transformación de la constitución global de la sociedad... no lo escriban como una definición de sociología... sino que aquello que la sociología es en realidad, o debe ser, sólo puede acontecer haciendo precisamente sociología.”
Theodor W. Adorno


Theodor W. Adorno fue uno de los pensadores más fascinantes del siglo XX. Su extensa obra, producto tanto de su formación en filosofía, sociología, música y psicología como de su trayectoria vital, le convierten en uno de esos personajes que son tanto testigos como actores privilegiados de la historia intelectual de la humanidad. Sus obras e ideas, juntas con las de los autores congregados en torno a la Teoría Crítica de la sociedad –Max Horkheimer, Walter Benjamín o Herbert Marcuse entre otros-, ejercieron en su tiempo (década de los sesentas) una gran influencia en la izquierda occidental, en años por demás turbulentos.

Cuando Theodor Adorno fue consultado en 1969, acerca de su
postura en los movimientos estudiantiles, principalmente el de
Praga, él sorpresivamente para sus interlocutores (quienes
presuponían la asunción por parte de Adorno del liderazgo intelectual de esos movimientos) tronó con tra el movimiento; alegaba la incapacidad teorética de los propios activistas, su ignorancia crasa y la nula oportunidad que presentaban las circunstancias para una transformación so cial de fondo.


¿Cómo podía ser posible que Adorno, la gran figura rebelde
sobreviviente del instituto (después de la desaparición de Max
Horkheimer) negara ahora la posibilidad del cambio so cial? ¿A eso
había llegado ya el desarrollo de la teoría marxista, que siempre pugnó por una sociedad cualitativa y cuantitativamente distinta?


Los argumentos de Theodor Adorno para rechazar las pretensiones
del movimiento estudiantil por la revolución so cial se apoyaban en
premisas que él siempre defendió; no era para él extraño el surgimiento de una nueva fuerza política que, así fuera motivada por la injusticia, lograría cambios sociales y se instalaría en el poder por puro voluntarismo, sin orientación, y encaminada finalmente, a la barbarie.





La forma de concebir la teoría social se yuxtapone en el análisis de los hechos sociales. El pensamiento de Adorno estaba totalmente sujeto a la “guía espiritual” de Marx y Hegel, en el sentido de que el pensador alemán nunca dudó de que la dialéctica le otorga la supremacía explicativa a los factores objetivos sobre los psicológicos. De esta forma, en su reflexión sobre la sociedad de mediados del siglo XX, Adorno se mantuvo en la idea de que las instituciones y tendencias objetivas (desarrollo económico, progreso) habían adquirido un predominio sobre las personas individuales, en el sentido de que éstas dependen cada vez menos de su propia manera de ser consciente e inconsciente; de su vida íntima. Este argumento engloba lo que él denominaba “cosificación” –que se puede utilizar perfectamente en nuestros días- y que podría situarse como una extensión de la idea de “enajenación” que Marx había planteado con anterioridad; lo que nos viene a decir es sencillo: a medida que los seres humanos seamos más dependientes del conjunto del sistema (social, económico o político), seremos cada vez menos capaces de trascenderlo y con esto de lograr un cambio social.

Este pesimismo sobre el cambio social es una de las críticas más rimbombantes que le han hecho a Adorno y a la Teoría Crítica en general. Sin embargo, la argumentación anterior parte de dos hechos: el primero consiste en que buena parte del trabajo de Adorno está impregnado de su travesía vital, es decir, del hecho de ser exiliado y de ser protagonista intelectual de cómo el proyecto filosófico de la ilustración ha fallado estrepitosamente, siendo la Alemania Nazi uno de sus ejemplos más conspicuos; en segundo lugar, esta el hecho de que en la sociedad de consumo actual –o superindustrializadas como gustaban de calificarla otros autores como Marcuse-, existe una “apariencia” de libertad, no una libertad absoluta o duradera, esto debido a que la razón es un concepto social que no se analiza como tal.