domingo, 24 de octubre de 2010

"Vivir con extranjeros"


Hola amigos, recientemente he leído el texto “Vivir con extranjeros” del jeje Zygmunt Bauman, dado su interés sociológico y notable brillantez intelectual me permitiré hacer algunas consideraciones al respecto. Aquí vamos:

- Las ciudades son vertederos de diferencias pero también de desigualdades. Por una lado queremos “procurarnos un rincón suficientemente confortable, acogedor y seguro, en un mundo que se nos muestra salvaje, imprevisible y amenazador”, pero a su vez sabemos y estamos convencidos que tenemos que vivir con gente diferente, con tipos extraños que no tienen nada que ver con nosotros y con los que irreductiblemente se comparte espacio y distancia.

- Hay gente que de manera “indecente” cruza las fronteras -esas grandes fábricas de quimeras- y aparece en sitios a los que no ha sido invitado. Estos forasteros, son elegidos para que “personifiquen lo raro, lo inquietante, lo impenetrable de algunas costumbres, la vaguedad de ciertos peligros y amenazas”. En este mundo global y globalizante, donde el consumo y el confort son el verdadero culto de las masas, los extranjeros son los “mensajeros de desgracias…representan la fragilidad y precariedad de la condición humana, y nadie quiere que día tras días le recuerden esas cosas horribles que preferiría olvidar”.

- La cosa es simple, los inmigrantes no hacen sino lo que ha hecho toda la humanidad siempre: ir a donde está el pan y el agua. Sin embargo, las modernas sociedades occidentales de hoy y sus leyes de extranjería, no parecen ser esos paraísos para aquellos que son diferentes por su origen o creencias, y que además, son extraños porque son “superfluos para el mercado, son desclasados y eso significa estar fuera del sistema de clases… significa estar fuera, excluido, no servir para nada”.

- ¿Y los fanáticos y los criminales que vienen a aprovecharse de los avanzados sistemas sociales occidentales?. No hay que caer en lo abrupto, las relaciones de los extranjeros con la sociedad de acogida depende en buena medida de sus motivaciones y oportunidades, pero sobre todo del contexto y en esto cada ciudad (no cada país, ya que esta categoría es un conglomerado de diferencias) es un libro abierto. Recordemos que las oportunidades de cada uno están en directa equivalencia con la capacidad que tengamos para situarnos en la sociedad; pero sobretodo recordemos que no todos tenemos esas habilidades y capacidades. Las ciudades son ahora laboratorios de la coexistencia, en especial las globales, como Madrid o Barcelona, pero también un campo de batalla donde se desarrolla la mixofobia, “pues se vive constantemente con extranjeros, y ya has oído hablar de los peligros que se derivan de los desclasados, y has oído decir que los inmigrantes son ante todo parásitos de tu bienestar o incluso terroristas potenciales”.

- ¿Qué hacer? Para nuestra suerte, las ciudades también son sitios donde se puede dar la mixofilia, es decir, “ese deseo de mezclarse con las diferencias, porque es humano y natural, mezclarse con extranjeros nos abre la vía a aventuras de todo tipo, a la aparición de cosas interesantes…de experiencias fantásticas”. Algo que por otro lado no sucedería en ciudades homogéneas.

- Pues bien, los inmigrantes no se van a ir, los extranjeros se quedarán y esparcirán su semilla para que al cabo de unos años la sociedad se enriquezca y mejore. Ese es el reto, porque a pesar de que vivimos en una época imprevisible y caprichosa –lo que viene a ser la “modernidad líquida” de Bauman- la única alternativa posible consiste en el “deber de dotar de humanidad a la comunidad de hombres”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Belén Esteban


Trascendió hace unas semanas que, Belén Esteban, el paradigma de la tertuliana de programas de corazón y nuevo héroe popular español, se posicionaría como la tercera fuerza política en caso de presentarse en las elecciones. Este personaje, esta "Lady di" de mercadillo, nos presenta -casi como si del Gran Hermano se tratará- todos los acontecimientos de su vida en el programa en el que participa: divorcio, desnudos, descendientes, cirugías estéticas, matrimonio, otra vez divorcio, etcétera. Todo ensalzado con verborrea y vulgaridad campechana y como si ella fuese la nueva mesías de la sociedad actual. Su figura despierta simpatías en amplias capas de población y agruras en otras, sin embargo no deja indiferente, desde la sociología, como ciencia imperialista que todo lo explica, solo diremos lo siguiente:

La hipotética y burda hipótesis de que se presente en política y gane, además de hacer sacar el filo de sus colmillos a los políticos nacionales que se la rifarían, no es tanto la imposición de un personaje mediático, creado por y para la televisión, sino que es el reflejo de la falta de educación cívica y política de aquellos que la elegirían, sí, de nosotros, los electores españoles. La sociedad como totalidad, más allá de ser la suma de sus partes es también las interrelaciones que en ella se producen, si en política se añade el factor poder, la dominación por cualquiera que sea capaz de tocar el "nervio" de la masa y sacar provecho de ello es algo muy peligroso. Los ejemplos sobran: cuando el nazismo empezó su beligerancia y su racismo, todo el mundo -en especial el académico- se llevo las manos a la cabeza como diciendo "¿Cómo ha sido posible que esto pase? ¿Por qué Hitler?". El caso, más allá de la figura de éste líder autoritario, es que socialmente se dieron unas causas, unas relaciones o interdependencias sociales en esa época, que propiciaron la llegada al poder de tal personaje. Lo abstracto condujo a lo concreto. Con Belén podría ser lo mismo y eso es lo preocupante, ya se sabe lo que dice el dicho popular: "Se empieza riendo y se termina llorando".

domingo, 17 de octubre de 2010

Suicidio (sociolocuciones)


Hoy les hablaré de un tema escabroso: el suicidio y del por qué éste es más un fenómeno social que una tragedia personal, así de desafiante es la sociología con el conocimiento convencional.

Resulta que hace mucho tiempo, un sociólogo clásico llamado Emile Durkheim elimino los factores psicológicos (traumas diversos), los biológicos (género) y los ambientales (clima y ambiente) y dijo que no hay una causa general para el suicidio, sino que este se divide en cuatro tipos:

Suicidio egoísta: el excesivo individualismo incrementa las tasas de suicidio, cuando un individuo no está ligado a un grupo o comunidad al cual dirija su lealtad o participación. Target posible: gente solitaria y a la deriva.

Suicidio altruista: al contrario del anterior, cuando los vínculos excesivos a una comunidad se vuelven más importantes que la vida misma, las personas están dispuestas a sacrificarse por el grupo. Target fijo: Fanáticos religiosos.

Suicidio anómico: se da cuando las reglas de lo “social” son débiles, mal definidas o conflictivas, por ejemplo en situaciones de crisis económica –cuando la línea entre el triunfo y el fracaso se borra-, la gente ya no sabe que esperar de la vida ni ajustar sus aspiraciones a unos límites que parecen desaparecer. Target incrédulo: todos.

Suicidio fatalista: es decir, aquel que comete aquel que está convencido de que no puede alterar sus condiciones de vida. Target holístico: enfermos terminales, viejos rockeros, etc.

Así es, de lo que se trata es de explicar que un acto en apariencia individual, está influido y formado por fuerzas sociales. La sociedad no se explica por características personales (eso es como explicar el cuerpo humano contando sólo con las células) sino por el todo y por la interdependencia de cada una de sus partes. Al final, todo esto sólo nos hace preguntarnos lo que ya hizo el viejo Marx: ¿lo material (social) define nuestra acción y pensamiento?.

martes, 12 de octubre de 2010

Certidumbres (sociolocuciones)


Estos últimos días pienso constantemente en que hay diversos aspectos, que no tienen nada que ver con la "psique" de cada uno, que nos hacen pensar en la modernidad líquida -termino del maestro Bauman- en la que vivimos: incertidumbre respecto al futuro; fragilidad de la posición social y el constante mensaje de inseguridad que nos dictan los mainstream media, me hacen pensar en que el progreso, o la idea que se tenía sobre el mismo, fue la manifestación más extrema del optimismo social e individual, ahora pareciera que se ha convertido en un juego de sillas en el que la más pequeña distracción comporta la exclusión sin concesiones. ¿Qué hacer? ¿Para qué tomar decisiones? si ya sea por voluntad propia o siguiendo al gusto general, se puede caer en el descrédito. Certidumbres, he ahí el oasis de la sociedad actual.