Y es que tenías razón, al final era verdad Marina, el futuro no existe, yo me reconforto pensando en que existe de forma incipiente, pero a la vez de forma inocua, porque el mío no combina con el tuyo. Todo esto me recuerda a algo de un libro que leí hace poco, no se si te lo había comentado en alguna llamada o mejor dicho, en los escasos segundos que hablamos hace ya un par de meses, pero me he convertido en lector contumaz, en teoría ya lo era por haber perdido el tiempo con una carrera de humanidades y tal, pero como sabes, he decidido dejar de lado mi carrera profesional y dedicarme al estudio de las cosas que más me interesan. Pues bien, sacando a colación el tema del futuro, me gustaría decirte que en “Guerra y paz” de Tolstoi, éste pretende mostrar que la historia es un mar de pequeños acontecimientos cuyas consecuencias no pueden predecirse, la vida de cada uno de nosotros, así como la historia universal, están sumidas en medio de un caos que es imposible controlar, por esta razón nuestras acciones pocas veces tienen las consecuencias esperadas. Por más que me cueste admitirlo, existe en el mundo una conjunción de miles de factores que determinan como las cosas ocurran como finalmente ocurren, llámalo justicia cósmica o ley divina o lo que quieras. Es aquí donde viene la principal curiosidad: tanto tú como Tolstoi mantienen una repulsa expresa por Napoleón y sus ínfulas de estratega militar capaz de controlar a todos y a todo. El futuro, al menos el tuyo, ni se escribe ni se predice, simplemente se vive, el mío parece más bien un proceso lineal, algo así como la idea de progreso que se tenía en la ilustración, el cual me gustaría que fuera en ascenso, pero la verdad es que ya no se a donde va.
No se a dónde voy ni mucho menos por qué quiero ir, lo único que se es que estoy en España, indocumentado y con un trabajo de mierda, pero al menos ya es algo, siento que he hecho algo; porque después de una ruptura o de una crisis personal, uno debe recoger las cosas que se le han caído al suelo y volver a empezar, esta onda de reconstrucción nace de la pérdida, y no me refiero sólo a una pareja, puede ser también un hijo, un perro o una maleta, y conlleva sobretodo un vía crucis emocional, pienso que lo estoy viviendo porque siento que no salgo del laberinto que yo mismo he creado, es como si la vida que vivo no fuera realmente la mía.
(Para ti, amable "desconocida" que no deja mensajes).