domingo, 4 de mayo de 2008

Mayo de 1968: la ilusión del siglo XX

Cuando Theodor Adorno fue consultado en 1969, acerca de su postura en los movimientos estudiantiles del año anterior, en concreto el de París y el de Praga, él sorpresivamente para sus interlocutores (quienes presuponían la asunción por parte de Adorno del liderazgo intelectual de dichas manifestaciones) despotricó contra el movimiento; alegaba la incapacidad teórica de los propios activistas, su ignorancia y la nula oportunidad que presentaban las circunstancias para una transformación social de fondo.

¿Cómo podía ser posible que Adorno, la gran figura rebelde sobreviviente del Instituto de Investigaciones Sociales (después de la desaparición de Max Horkheimer) negara ahora la posibilidad del cambio social? ¿A eso había llegado ya el desarrollo de la teoría marxista, que siempre pugnó por una sociedad cualitativa y cuantitativamente distinta? Los argumentos de Theodor Adorno para rechazar las pretensiones del movimiento estudiantil por la revolución social se apoyaban en premisas que él siempre defendió; no era para él extraño el surgimiento de una nueva fuerza política que, así fuera motivada por la injusticia, lograría cambios sociales y se instalaría en el poder por puro voluntarismo, sin orientación, y encaminada finalmente, a la barbarie.


1 comentario:

Franziska dijo...

Te agradezco el viaje por la memoria. Ha sido muy interesante ver agrupados todos los acontecimientos de aquel año fundamental en la Historia de la Humanidad. Tanto han reivindicado los franceses "su mayo" que parecen como si hubieran sido los únicos. Así son las cosas.

Saludos cordiales.