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martes, 20 de diciembre de 2011
Congo tapes
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lunes, 4 de julio de 2011
¡El premio!
"El concepto de ciudadanía ha sido objeto de debate tanto desde al ámbito académico como político, debido a su importancia para el buen funcionamiento de la democracia. Sin embargo, las nociones que se tienen sobre la misma son limitadas, por lo que se vuelve imprescindible estudiarla partiendo de la teoría de la ciudadanía de T. H. Marshall. A través de la revisión y análisis de las distintas aportaciones teóricas que se han hecho sobre el concepto, este artículo destaca el aspecto más “público” de la ciudadanía, aquel en el que los derechos se reconozcan y se activen en la vida social a través de prácticas ciudadanas que supongan el ejercicio de los derechos civiles, políticos y sociales en la experiencia de vida."
viernes, 25 de febrero de 2011
martes, 16 de noviembre de 2010
El derecho a canibalizar la vida de los demás
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Es curioso que Maupassant abogue tan sanamente por el derecho al canibalismo de la cultura. El artista tiene derecho a servirse de todo, a canibalizarlo todo. Cosa muy distinta es que tenga derecho a juzgarlo todo. Misterioso resulta también comprobar que la tan pintoneada sociedad laica, lejos de liberalizar los juicios, los haya promovido con tanta furia. Parece un contrasentido que cuanto más laicos nos hemos vuelto, más se haya desarrollado en nosotros, como sociedad y en todas sus manifestaciones (política, cultural y mediática), una vena moralista. Y como cada vez nos sentimos más acogotados entre lo que es conveniente y no decir, cada vez nos sentimos con más derecho a lapidar en la plaza pública a quien no ha dicho lo conveniente o a quien se ha reído de lo que no debía. "El día que sea posible representar en escena a un obrero deshonesto el teatro francés habrá demostrado su mayoría de edad", escribió Flaubert a Colette. Tanto se podría decir del cine español. El día en el que un artista español no tenga miedo de crear un personaje femenino que haya sufrido maltrato de género y sea, a la vez, una mala persona, habremos dado un paso de gigante, ya no estaremos representando discursos, sino personas. Canibalicemos pues la vida ajena como artistas, pero sin juzgarla, como exige Maupassant, y sin hacer entrar en nuestros libros la realidad a patadas en tres tópicos maltrechos. El canibalismo, tratado así, bien puede convertirse en una de las bellas artes.
lunes, 1 de noviembre de 2010
La red social
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1) El hecho de que se haga una película sobre la “historia” del Facebook es la constatación más conspicua de que vivimos en un tiempo posmoderno, en la que la misma noción de tiempo varía y es tan fugaz como maleable. En la película, te muestran la “historia” de algo que nació hace no más de diez años (2003 en concreto) como si se buscará la complicidad del espectador con algo que ya esta instalado en la sociedad, para mirar hacía atrás juntos y decir ”¡Puf, los orígenes del Facebook, que interesantes!”. El único “viejo” es el creador de Napster, que como bien dice, es uno, sino el principal, responsable de haber revolucionado el mundo de la música. ¿Se puede sentir nostalgia de algo tan nuevo? En los tiempos que corren, sí, somos viejos prematuros, añoramos algo a lo que no le hemos dado tiempo de madurar y analizar con una mirada profunda. Cualquier manifestación artística es una obra maestra por dos cosas: porque supera la prueba del tiempo y porque suele representar algo rupturista. Facebook es lo segundo, pero no lo primero.
2) La vida social parece transcurrir por medio de las redes sociales. Uno de los protagonistas de la película lo dice bien claro y con la prepotencia del necio que se sabe triunfador: antes la gente se relacionaba en su tribu, después en las ciudades, y ahora, lo hace de forma digital, a través de Facebook. Triste pero real. Adiós a la enajenación de la televisión; hasta nunca a los soportes materiales que hacían las delicias de los melómanos. Lo que toca, es vivir a tope la hiperrealidad, el aquí y el ahora siempre a través de Internet, la sociedad del espectáculo de Debord se ha desbordado y nos espera en su nuevo escenario, el Facebook.
domingo, 24 de octubre de 2010
"Vivir con extranjeros"
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Hola amigos, recientemente he leído el texto “Vivir con extranjeros” del jeje Zygmunt Bauman, dado su interés sociológico y notable brillantez intelectual me permitiré hacer algunas consideraciones al respecto. Aquí vamos:
- Las ciudades son vertederos de diferencias pero también de desigualdades. Por una lado queremos “procurarnos un rincón suficientemente confortable, acogedor y seguro, en un mundo que se nos muestra salvaje, imprevisible y amenazador”, pero a su vez sabemos y estamos convencidos que tenemos que vivir con gente diferente, con tipos extraños que no tienen nada que ver con nosotros y con los que irreductiblemente se comparte espacio y distancia.
- Hay gente que de manera “indecente” cruza las fronteras -esas grandes fábricas de quimeras- y aparece en sitios a los que no ha sido invitado. Estos forasteros, son elegidos para que “personifiquen lo raro, lo inquietante, lo impenetrable de algunas costumbres, la vaguedad de ciertos peligros y amenazas”. En este mundo global y globalizante, donde el consumo y el confort son el verdadero culto de las masas, los extranjeros son los “mensajeros de desgracias…representan la fragilidad y precariedad de la condición humana, y nadie quiere que día tras días le recuerden esas cosas horribles que preferiría olvidar”.
- La cosa es simple, los inmigrantes no hacen sino lo que ha hecho toda la humanidad siempre: ir a donde está el pan y el agua. Sin embargo, las modernas sociedades occidentales de hoy y sus leyes de extranjería, no parecen ser esos paraísos para aquellos que son diferentes por su origen o creencias, y que además, son extraños porque son “superfluos para el mercado, son desclasados y eso significa estar fuera del sistema de clases… significa estar fuera, excluido, no servir para nada”.
- ¿Y los fanáticos y los criminales que vienen a aprovecharse de los avanzados sistemas sociales occidentales?. No hay que caer en lo abrupto, las relaciones de los extranjeros con la sociedad de acogida depende en buena medida de sus motivaciones y oportunidades, pero sobre todo del contexto y en esto cada ciudad (no cada país, ya que esta categoría es un conglomerado de diferencias) es un libro abierto. Recordemos que las oportunidades de cada uno están en directa equivalencia con la capacidad que tengamos para situarnos en la sociedad; pero sobretodo recordemos que no todos tenemos esas habilidades y capacidades. Las ciudades son ahora laboratorios de la coexistencia, en especial las globales, como Madrid o Barcelona, pero también un campo de batalla donde se desarrolla la mixofobia, “pues se vive constantemente con extranjeros, y ya has oído hablar de los peligros que se derivan de los desclasados, y has oído decir que los inmigrantes son ante todo parásitos de tu bienestar o incluso terroristas potenciales”.
- ¿Qué hacer? Para nuestra suerte, las ciudades también son sitios donde se puede dar la mixofilia, es decir, “ese deseo de mezclarse con las diferencias, porque es humano y natural, mezclarse con extranjeros nos abre la vía a aventuras de todo tipo, a la aparición de cosas interesantes…de experiencias fantásticas”. Algo que por otro lado no sucedería en ciudades homogéneas.
- Pues bien, los inmigrantes no se van a ir, los extranjeros se quedarán y esparcirán su semilla para que al cabo de unos años la sociedad se enriquezca y mejore. Ese es el reto, porque a pesar de que vivimos en una época imprevisible y caprichosa –lo que viene a ser la “modernidad líquida” de Bauman- la única alternativa posible consiste en el “deber de dotar de humanidad a la comunidad de hombres”.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Belén Esteban
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