Vamos a ponernos serios y a hablar en tono cultureta guay. No están para saberlo, ni yo para contarlo, pero durante mucho tiempo la palabra “vacaciones” significó para mí lo mismo que la palabra “amabilidad” para un conductor de autobús: nada. Después de un sinfín de peripecias laborales y vitales, he podido estabilizarme y tomarme las vacaciones que merezco; ays, que bonito eso, si hasta he repetido viajes y todo (si se portan bien igual y un día publico mis anotaciones, no sé para qué, si a nadie le interesa, pero me da igual, yo lo doy todo, escribo como si me leyera medio España). En fin, que en esta ocasión rescato algo sobre el rollo ese de viajar aderezado con una cita del todopoderoso Adorno, guía, gurú, genio y figura, el ying y el yang del pensamiento. Aquí vamos.
En los periodos de vacaciones, caracterizados por el letargo que produce en algunos la ruptura de la rutina cotidiana, los viajes que emprenden los más afortunados y el consumo clasemediero exacerbado, tal vez sea conveniente pensar un poco en lo que implica el hecho de visitar aquellos sitios en los que no vivimos nuestra vida diaria. Como un ejemplo muy peculiar y a raíz del forzado exilio que sufrió, Adorno nos relata sus experiencias en los Estados Unidos, todo un ejercicio de síntesis y reflexión para los que son nómadas, viajeros o inmigrantes en el mundo actual. Cito lo que a mi parecer es lo más relevante:
“La gente se inclina a contemplar el concepto de adaptación, del “adjustment”, meramente como algo negativo, como extinción de la espontaneidad, de la autonomía de la persona individual. Pero es una ilusión, criticada con fuerza por Goethe y Hegel, que el proceso de humanización y de cultura se desarrolle necesariamente y siempre desde adentro hacia fuera… No nos hacemos libres a medida que nos realizamos a nosotros mismos como individuos, sino en la medida que salimos de nosotros mismos, vamos al encuentro de los demás y, en cierto sentido, nos entregamos a ellos. Solo de este modo nos definimos como individuos, no en cuanto nos regamos a nosotros mismos como a una plantita con el fin de hacernos personalidades omnilateralmente cultas.”
“Fue necesario que llegase yo a los Estados Unidos para poder experimentar de veras el peso de lo que significa la cultura… ahí, es decir, viajando a otro país que me resultaba tan nuevo como extraño, me libere de la credulidad cultural, adquirí la capacidad de ver la cultura desde fuera.”
Te quiero Adorno.
En los periodos de vacaciones, caracterizados por el letargo que produce en algunos la ruptura de la rutina cotidiana, los viajes que emprenden los más afortunados y el consumo clasemediero exacerbado, tal vez sea conveniente pensar un poco en lo que implica el hecho de visitar aquellos sitios en los que no vivimos nuestra vida diaria. Como un ejemplo muy peculiar y a raíz del forzado exilio que sufrió, Adorno nos relata sus experiencias en los Estados Unidos, todo un ejercicio de síntesis y reflexión para los que son nómadas, viajeros o inmigrantes en el mundo actual. Cito lo que a mi parecer es lo más relevante:
“La gente se inclina a contemplar el concepto de adaptación, del “adjustment”, meramente como algo negativo, como extinción de la espontaneidad, de la autonomía de la persona individual. Pero es una ilusión, criticada con fuerza por Goethe y Hegel, que el proceso de humanización y de cultura se desarrolle necesariamente y siempre desde adentro hacia fuera… No nos hacemos libres a medida que nos realizamos a nosotros mismos como individuos, sino en la medida que salimos de nosotros mismos, vamos al encuentro de los demás y, en cierto sentido, nos entregamos a ellos. Solo de este modo nos definimos como individuos, no en cuanto nos regamos a nosotros mismos como a una plantita con el fin de hacernos personalidades omnilateralmente cultas.”
“Fue necesario que llegase yo a los Estados Unidos para poder experimentar de veras el peso de lo que significa la cultura… ahí, es decir, viajando a otro país que me resultaba tan nuevo como extraño, me libere de la credulidad cultural, adquirí la capacidad de ver la cultura desde fuera.”
Te quiero Adorno.