Me gustaría salir un poco de la sintonía del post anterior. El rollo este de hablar del "amor" y las relaciones "amorosas" me ha puesto a pensar en un nuevo tema; es lo que tiene ser un hombre que a falta de ejercitar lo que tiene entre sus piernas, ejercita lo que hay dentro de su cabeza. Pero bien, veamos.
Enamorarse implica tres factores: decisión, elección y actitud. Los cuales si se llevan a llevados a cabo podrían conllevar a una situación "extremista" o más bien dicho, de extremos, al fin y al cabo, elegir es rechazar. Desde siempre, o desde que tengo uso de razón ya más o menos propia, he pensado que a las situaciones extremas le corresponden respuestas extremas; lo digo, lo pienso y lo he hecho. Sin embargo, en el caso de estar involucrado en una situación de descontento, cambio o urgencia, ya sea tanto sentimental, personal o social -esto último bastante más complejo-, algunos prefieren pensar que es mejor que todo vaya a peor lo más rápido posible, ya que así llegará ese cambio -sentimental, personal o social- que traerá consigo una nueva emoción, una nueva situación o una nueva dialéctica. Al final, exista ese cambio o no, hay que estar en un punto, en un bando, en un extremo.
¿En que extremo te situas tú mi estimad@ lector/@?
Israel
viernes, 30 de marzo de 2007
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5 comentarios:
Hmmm pues no sé bien a que extremo te refieres, pero si se trata del enamoramiento, estoy en el extremo opuesto jajajajajaa!
Pienso que no es necesario llegar a un extremo negativo en una relación, sino buscar el equilibrio y si las cosas van mal, ante todo la comunicación, decir la verdad, expresar todo lo que uno siente y tratar de buscar un arreglo si los dos asi lo quieren. Y por supuesto no aferrarse a nadie ni a nada. Todas las situaciones van cambiando.
Es muy importante ser feliz uno mismo, solo, hacer cosas que le gusten... y si alguien más quiere comprartir eso adelante.
Y si esas dos personas se sienten a gusto con su compañia y pasan muchos años juntos, pues con madre! ya la hiciste! pero nunca perder la individualidad.
No depender de nadie para ser feliz.
¿Más cambios, eh? Si es que no nos cansamos... Mi nueva etapa es igual a independencia: me voy a vivir sola! Bueno, espero que seas quien yo creo que eres. Supongo que sí. Gracias por el comentario en Contraportada! Saludos!
http://contraportada.wordpress.com/2006/12/12/siempre-es-medianoche/
Mira esto, es Kureishi. Yo creo q es un poco lo mismo... Sobre todo el primer fragmento, no?
Desde mi punto de vista, desde que el hombre inventó la escritura, se ha hablado sobre el tema. Es muy importante en nuestra vida. Es un instinto básico y realizarlo, obedecer a ese instinto nos pone a la altura del mundo animal, con la importante diferencia de que ellos se aplican a su cumplimiento sin pararse a pensar en las consecuencias -hay especies que lo pagan muy caro- y nosotros lo complicamos todo: metemos en el mismo saco nuestras aspiraciones y hasta las ideas más o menos absurdas que hemos concebido de lo que tiene que ser una relación amorosa; sopesamos social y economicamente; nos sentimos frustrados cuando el otro no nos adora y no está dispuesto a mostrarnos continuamente su sometimiento; también los celos complican unas relaciones que son, por lo general muy largas.
El tema se ha tratado por todo tipo de expertos y se complica hasta el infinito. De las recetas, ¿para qué hablar?
Aprovecho la ocasión que me das para denunciar públicamente a las novelas de mi infelicidad porque me hicieron concebir un mundo amoroso inexistente. Hacen falta tratados -pero de psicología- en los que se pueda aprender cómo es el otro y lo que se debe esperar razonablemente de él.
Tampoco yo se muy bien cual es cada uno de los extremos a los que te refieres, pero hay que tener cuidado con las revoluciones, pueden ser engañosas. Ya lo dijo el príncipe de Lampedusa, "es necesario que todo cambie para que todo siga igual".
Y por lo que respecta al enamoramiento, llevamos varios miles de años hablando de ello, así que una opinión mas, no creo que haga daño.
Creo que no es lo mismo amar que estar enamorado, hay quien se pasa la vida enamorándose y no llega a amar del todo nunca. Creo que para vivir una vida con amor hacia alguien hay que prescindir de las ideas preconcebidas, no dar nada por sentado, hablar todo lo que sea necesario, respetar hasta la exageración, y saber preservar la independencia propia y la del otro. Y tener mucha suerte, por supuesto. Y pasar revista a menudo a las cosas que te gustan en el otro, procurando olvidar las que no te gustan.
Y no creer que se acaba el mundo si se acaba la relación. Hay mucha vida en uno mismo, y esa es la que debemos vivir.
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