martes, 16 de noviembre de 2010

El derecho a canibalizar la vida de los demás


En un artículo publicado por Maupassant en junio de 1883 en Gil Blas, inédito hasta hoy en español y recientemente recuperado en una antología de textos, se comenta cierta cuestión que, casi ciento cincuenta años después, no sólo no ha perdido su vigencia sino que parece haber sido escrita al hilo de los acontecimientos más recientes. El diario alemán Bild destapaba el caso haciendo saber que a uno de los mineros chilenos se le había hecho llegar (cuando aún estaba bajo tierra) un contrato por valor de 40.000 dólares a cambio de la exclusividad de sus declaraciones durante 72 horas. La cultura, dice Maupassant, como no podía ser de otra forma, siempre se ha alimentado caníbalmente de las vidas ajenas. Y no digamos los medios. Nuestra fascinación por el biopic, por los poemas (un tanto chuscos) y póstumos de Marilyn, por la confesión, nuestra sed de intimidad ajena, de secreto ajeno, del porno ajeno, pone de manifiesto dos cuestiones claras y en cierto modo contrapuestas; por un lado, que todos nos sentimos con derecho a juzgar y, por otro, que nadie parece saber vivir a derechas su propia vida y necesita devorar cómo otras personas, en el cerco privado de su intimidad, han resuelto lo que no hemos sabido resolver nosotros; el amor, la enfermedad, la soledad o la muerte. Más aún si esas personas han tenido una dimensión pública. Y más aún si se han demostrado poco solventes en esas lides.

Es curioso que Maupassant abogue tan sanamente por el derecho al canibalismo de la cultura. El artista tiene derecho a servirse de todo, a canibalizarlo todo. Cosa muy distinta es que tenga derecho a juzgarlo todo. Misterioso resulta también comprobar que la tan pintoneada sociedad laica, lejos de liberalizar los juicios, los haya promovido con tanta furia. Parece un contrasentido que cuanto más laicos nos hemos vuelto, más se haya desarrollado en nosotros, como sociedad y en todas sus manifestaciones (política, cultural y mediática), una vena moralista. Y como cada vez nos sentimos más acogotados entre lo que es conveniente y no decir, cada vez nos sentimos con más derecho a lapidar en la plaza pública a quien no ha dicho lo conveniente o a quien se ha reído de lo que no debía. "El día que sea posible representar en escena a un obrero deshonesto el teatro francés habrá demostrado su mayoría de edad", escribió Flaubert a Colette. Tanto se podría decir del cine español. El día en el que un artista español no tenga miedo de crear un personaje femenino que haya sufrido maltrato de género y sea, a la vez, una mala persona, habremos dado un paso de gigante, ya no estaremos representando discursos, sino personas. Canibalicemos pues la vida ajena como artistas, pero sin juzgarla, como exige Maupassant, y sin hacer entrar en nuestros libros la realidad a patadas en tres tópicos maltrechos. El canibalismo, tratado así, bien puede convertirse en una de las bellas artes.

Por Andrés Barba.

lunes, 1 de noviembre de 2010

La red social

Recientemente he visto, en la mejor compañía, la película “La red social”. La historia del Facebook, sobre ello les comentaré unas reflexiones muy sintéticas sobre lo que creo del mundo de las redes sociales:

1) El hecho de que se haga una película sobre la “historia” del Facebook es la constatación más conspicua de que vivimos en un tiempo posmoderno, en la que la misma noción de tiempo varía y es tan fugaz como maleable. En la película, te muestran la “historia” de algo que nació hace no más de diez años (2003 en concreto) como si se buscará la complicidad del espectador con algo que ya esta instalado en la sociedad, para mirar hacía atrás juntos y decir ”¡Puf, los orígenes del Facebook, que interesantes!”. El único “viejo” es el creador de Napster, que como bien dice, es uno, sino el principal, responsable de haber revolucionado el mundo de la música. ¿Se puede sentir nostalgia de algo tan nuevo? En los tiempos que corren, sí, somos viejos prematuros, añoramos algo a lo que no le hemos dado tiempo de madurar y analizar con una mirada profunda. Cualquier manifestación artística es una obra maestra por dos cosas: porque supera la prueba del tiempo y porque suele representar algo rupturista. Facebook es lo segundo, pero no lo primero.

2) La vida social parece transcurrir por medio de las redes sociales. Uno de los protagonistas de la película lo dice bien claro y con la prepotencia del necio que se sabe triunfador: antes la gente se relacionaba en su tribu, después en las ciudades, y ahora, lo hace de forma digital, a través de Facebook. Triste pero real. Adiós a la enajenación de la televisión; hasta nunca a los soportes materiales que hacían las delicias de los melómanos. Lo que toca, es vivir a tope la hiperrealidad, el aquí y el ahora siempre a través de Internet, la sociedad del espectáculo de Debord se ha desbordado y nos espera en su nuevo escenario, el Facebook.

domingo, 24 de octubre de 2010

"Vivir con extranjeros"


Hola amigos, recientemente he leído el texto “Vivir con extranjeros” del jeje Zygmunt Bauman, dado su interés sociológico y notable brillantez intelectual me permitiré hacer algunas consideraciones al respecto. Aquí vamos:

- Las ciudades son vertederos de diferencias pero también de desigualdades. Por una lado queremos “procurarnos un rincón suficientemente confortable, acogedor y seguro, en un mundo que se nos muestra salvaje, imprevisible y amenazador”, pero a su vez sabemos y estamos convencidos que tenemos que vivir con gente diferente, con tipos extraños que no tienen nada que ver con nosotros y con los que irreductiblemente se comparte espacio y distancia.

- Hay gente que de manera “indecente” cruza las fronteras -esas grandes fábricas de quimeras- y aparece en sitios a los que no ha sido invitado. Estos forasteros, son elegidos para que “personifiquen lo raro, lo inquietante, lo impenetrable de algunas costumbres, la vaguedad de ciertos peligros y amenazas”. En este mundo global y globalizante, donde el consumo y el confort son el verdadero culto de las masas, los extranjeros son los “mensajeros de desgracias…representan la fragilidad y precariedad de la condición humana, y nadie quiere que día tras días le recuerden esas cosas horribles que preferiría olvidar”.

- La cosa es simple, los inmigrantes no hacen sino lo que ha hecho toda la humanidad siempre: ir a donde está el pan y el agua. Sin embargo, las modernas sociedades occidentales de hoy y sus leyes de extranjería, no parecen ser esos paraísos para aquellos que son diferentes por su origen o creencias, y que además, son extraños porque son “superfluos para el mercado, son desclasados y eso significa estar fuera del sistema de clases… significa estar fuera, excluido, no servir para nada”.

- ¿Y los fanáticos y los criminales que vienen a aprovecharse de los avanzados sistemas sociales occidentales?. No hay que caer en lo abrupto, las relaciones de los extranjeros con la sociedad de acogida depende en buena medida de sus motivaciones y oportunidades, pero sobre todo del contexto y en esto cada ciudad (no cada país, ya que esta categoría es un conglomerado de diferencias) es un libro abierto. Recordemos que las oportunidades de cada uno están en directa equivalencia con la capacidad que tengamos para situarnos en la sociedad; pero sobretodo recordemos que no todos tenemos esas habilidades y capacidades. Las ciudades son ahora laboratorios de la coexistencia, en especial las globales, como Madrid o Barcelona, pero también un campo de batalla donde se desarrolla la mixofobia, “pues se vive constantemente con extranjeros, y ya has oído hablar de los peligros que se derivan de los desclasados, y has oído decir que los inmigrantes son ante todo parásitos de tu bienestar o incluso terroristas potenciales”.

- ¿Qué hacer? Para nuestra suerte, las ciudades también son sitios donde se puede dar la mixofilia, es decir, “ese deseo de mezclarse con las diferencias, porque es humano y natural, mezclarse con extranjeros nos abre la vía a aventuras de todo tipo, a la aparición de cosas interesantes…de experiencias fantásticas”. Algo que por otro lado no sucedería en ciudades homogéneas.

- Pues bien, los inmigrantes no se van a ir, los extranjeros se quedarán y esparcirán su semilla para que al cabo de unos años la sociedad se enriquezca y mejore. Ese es el reto, porque a pesar de que vivimos en una época imprevisible y caprichosa –lo que viene a ser la “modernidad líquida” de Bauman- la única alternativa posible consiste en el “deber de dotar de humanidad a la comunidad de hombres”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Belén Esteban


Trascendió hace unas semanas que, Belén Esteban, el paradigma de la tertuliana de programas de corazón y nuevo héroe popular español, se posicionaría como la tercera fuerza política en caso de presentarse en las elecciones. Este personaje, esta "Lady di" de mercadillo, nos presenta -casi como si del Gran Hermano se tratará- todos los acontecimientos de su vida en el programa en el que participa: divorcio, desnudos, descendientes, cirugías estéticas, matrimonio, otra vez divorcio, etcétera. Todo ensalzado con verborrea y vulgaridad campechana y como si ella fuese la nueva mesías de la sociedad actual. Su figura despierta simpatías en amplias capas de población y agruras en otras, sin embargo no deja indiferente, desde la sociología, como ciencia imperialista que todo lo explica, solo diremos lo siguiente:

La hipotética y burda hipótesis de que se presente en política y gane, además de hacer sacar el filo de sus colmillos a los políticos nacionales que se la rifarían, no es tanto la imposición de un personaje mediático, creado por y para la televisión, sino que es el reflejo de la falta de educación cívica y política de aquellos que la elegirían, sí, de nosotros, los electores españoles. La sociedad como totalidad, más allá de ser la suma de sus partes es también las interrelaciones que en ella se producen, si en política se añade el factor poder, la dominación por cualquiera que sea capaz de tocar el "nervio" de la masa y sacar provecho de ello es algo muy peligroso. Los ejemplos sobran: cuando el nazismo empezó su beligerancia y su racismo, todo el mundo -en especial el académico- se llevo las manos a la cabeza como diciendo "¿Cómo ha sido posible que esto pase? ¿Por qué Hitler?". El caso, más allá de la figura de éste líder autoritario, es que socialmente se dieron unas causas, unas relaciones o interdependencias sociales en esa época, que propiciaron la llegada al poder de tal personaje. Lo abstracto condujo a lo concreto. Con Belén podría ser lo mismo y eso es lo preocupante, ya se sabe lo que dice el dicho popular: "Se empieza riendo y se termina llorando".

domingo, 17 de octubre de 2010

Suicidio (sociolocuciones)


Hoy les hablaré de un tema escabroso: el suicidio y del por qué éste es más un fenómeno social que una tragedia personal, así de desafiante es la sociología con el conocimiento convencional.

Resulta que hace mucho tiempo, un sociólogo clásico llamado Emile Durkheim elimino los factores psicológicos (traumas diversos), los biológicos (género) y los ambientales (clima y ambiente) y dijo que no hay una causa general para el suicidio, sino que este se divide en cuatro tipos:

Suicidio egoísta: el excesivo individualismo incrementa las tasas de suicidio, cuando un individuo no está ligado a un grupo o comunidad al cual dirija su lealtad o participación. Target posible: gente solitaria y a la deriva.

Suicidio altruista: al contrario del anterior, cuando los vínculos excesivos a una comunidad se vuelven más importantes que la vida misma, las personas están dispuestas a sacrificarse por el grupo. Target fijo: Fanáticos religiosos.

Suicidio anómico: se da cuando las reglas de lo “social” son débiles, mal definidas o conflictivas, por ejemplo en situaciones de crisis económica –cuando la línea entre el triunfo y el fracaso se borra-, la gente ya no sabe que esperar de la vida ni ajustar sus aspiraciones a unos límites que parecen desaparecer. Target incrédulo: todos.

Suicidio fatalista: es decir, aquel que comete aquel que está convencido de que no puede alterar sus condiciones de vida. Target holístico: enfermos terminales, viejos rockeros, etc.

Así es, de lo que se trata es de explicar que un acto en apariencia individual, está influido y formado por fuerzas sociales. La sociedad no se explica por características personales (eso es como explicar el cuerpo humano contando sólo con las células) sino por el todo y por la interdependencia de cada una de sus partes. Al final, todo esto sólo nos hace preguntarnos lo que ya hizo el viejo Marx: ¿lo material (social) define nuestra acción y pensamiento?.

martes, 12 de octubre de 2010

Certidumbres (sociolocuciones)


Estos últimos días pienso constantemente en que hay diversos aspectos, que no tienen nada que ver con la "psique" de cada uno, que nos hacen pensar en la modernidad líquida -termino del maestro Bauman- en la que vivimos: incertidumbre respecto al futuro; fragilidad de la posición social y el constante mensaje de inseguridad que nos dictan los mainstream media, me hacen pensar en que el progreso, o la idea que se tenía sobre el mismo, fue la manifestación más extrema del optimismo social e individual, ahora pareciera que se ha convertido en un juego de sillas en el que la más pequeña distracción comporta la exclusión sin concesiones. ¿Qué hacer? ¿Para qué tomar decisiones? si ya sea por voluntad propia o siguiendo al gusto general, se puede caer en el descrédito. Certidumbres, he ahí el oasis de la sociedad actual.

jueves, 8 de julio de 2010

La poesía es una mierda


«La poesía: “Siempre recuerdo que, en el patio de la escuela, cuando aparecía la palabra ‘poeta’ o ‘poesía’, todos los pendejos se reían y se burlaban. Puedo ver por qué: es un producto falso. Ha sido falso y snob y endogámico por siglos. Es ultradelicado, sobreapreciado. Es un montón de mierda. Durante siglos, la poesía es casi basura total. Es una farsa. Ha habido grandes poetas, no me entienda mal. Hay un poeta chino llamado Li Po. Podía poner más sentimiento, realismo y pasión en cuatro o cinco sencillas líneas que la mayoría de los poetas en sus doce o trece páginas de mierda. Y bebía vino también. Solía quemar sus poemas, navegar por el río y beber vino. Los emperadores lo amaban porque podían entender lo que decía. Por supuesto, sólo quemó sus poemas malos. Lo que yo quise hacer, si me disculpa, es incorporar el punto de vista de los obreros sobre la vida... los gritos de sus esposas que los esperan cuando vuelven del trabajo. Las realidades básicas de la existencia del hombre común... algo que pocas veces se menciona en la poesía desde hace siglos. Mejor, que quede registrado que dije que la poesía es una mierda desde hace siglos. Y una vergüenza”».


Bukowski

lunes, 5 de julio de 2010

Henry Miller


“No tengo dinero, ni recursos, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo. Hace un año, hace seis meses, pensaba que era un artista. Ya no lo pienso, lo soy. Todo lo que era literatura se ha desprendido de mí. Ya no hay más libros que escribir, gracias a Dios. Entonces, ¿qué es esto? Esto no es un libro. Es un libelo, una calumnia. El mundo es un cáncer que se devora a sí mismo.”


“Boris me acaba de hacer un resumen de sus ideas. Es un profeta del tiempo y dice que éste seguirá empeorando. Habrá más calamidades, más muerte, más desesperación. No se observa la más ligera indicación de un cambio... Debemos llevar el paso, cerrados en fila hacia la prisión de la muerte. Imposible escapar. El tiempo no cambiará.”

Trópico de Cáncer (fragmento)
Henry Miller

viernes, 18 de junio de 2010

Peter pan, Wendy y la lógica de los nuevos 20


"Malos momentos bien asimilados"
Dr. Antoni Bolinches, sobre la madurez.

Carlos tiene 36 años, es abogado autónomo y los fines de semana se dedica a perseguir chicas en las discos bajo la bandera de que “todas las mujeres son guapas en la cama”, su última novia conocida le dejo hace seis años; Blanca tuvo una relación formal de 7 años con un chico que tenía alergia a la palabra paternidad, por lo que a sus treintaicinco años decidió emprender la búsqueda de su “páterfamilias”; Andrew es un joven divorciado de 32 años que echó su matrimonio a la basura por una serie de infidelidades, según él, los reclamos de su ex mujer “coartaban su libertad”; Arantxa nunca se imagino sola, desde los 15 años siempre había alternado novios formales con aventuras pasajeras, pero hoy, a sus 35, su puesto de directora de arte la tiene encadenada a una rutina en la que el amor de pareja, el que dura más de una semana, es una anécdota y la soltería una constante; Matías no quiere saber nada de aparejamientos desde que su ex le pidió mayor compromiso; Carolina es la envidia de sus compañeras de trabajo porque se liga a un chico diferente cada vez que sale de marcha…podría seguir con esta lista de personajes propios del diario de Bridget Jones, pero no, no seguiré porque no son personajes de película, son mis amigos y conocidos. Todos, muy a su manera, comparten el síndrome de Peter pan; son “Peterpanes” y "Wendys".

El síndrome de Peter Pan no es algo nuevo, como lo describe el periodista Francesc Miralles, este llegó “de la mano del psicólogo Dan Kiley, que se sirvió de Peter Pan para describir a los hombres y mujeres que se resisten a crecer. Se trata de personas inestables emocionalmente que suelen tener baja autoestima, ya que aspiran a mucho sin poner nada de su parte. A resultas de ello se escudan en la queja y culpabilizan a los demás –como un niño a sus padres– de las cosas que no les salen bien”. Sin embargo, aquí ya no hay fábulas inocentes, todo es real, y tan real como que los personajes mencionados anteriormente comparten las siguientes dolencias (que no atributos): falta de identificación con la edad biológica; insatisfacción vital y permanente enfado ante el incumplimiento de exigencias que supuestamente reposan en los otros, entre un largo etcétera.


Los Peter Panes y Wendys de hoy son jóvenes, usualmente treintañeros urbanitas -desconozco si existen "peterpanes bucólicos"-, que fueron los adolescentes y jóvenes catalogados bajo el erróneo soliloquio de “generación X”. Su característica principal en el terreno afectivo –que es el que me interesa- es simple y taxativa: no quieren crecer porque tienen miedo de asumir las responsabilidades que conlleva el ser adulto. Está bien, lo de adulto es un adjetivo que nos hemos inventado para definir el hecho de que a determinada edad lo mejor es estar casado, tener una casa, hijos, un trabajo de oficina, un perro y un coche, pero no, la adultez, como la juventud, es una construcción social cuyo contenido nace y radica en el núcleo mismo de la sociedad que la procrea; la nuestra, occidental y moderna, ha dejado de lado la juventud como la antesala de la edad adulta, y la ha encumbrado como un estilo de vida (encantador y potente, pero falso) y desde mi punto de vista, como un estado de ánimo (soez y vergonzoso), desde hace bastante tiempo. Es en esta sociedad, en la que la estabilidad laboral ya no depende del paso por la universidad y en el que el compartir casa se convierte en una travesía que sobrepasa la treintena, donde los peterpanes se dan cuenta de que, súbitamente, tenemos libertad y uso del tiempo libre y no sabemos hacer nada que no sea consumir, que eso de la juventud es un sueño del que es mejor no despertar.


Pero nada es fortuito, la inmensa mayoría de los jóvenes de hoy somos arrogantes, frívolos, ególatras y endogámicos; nuestro hedonismo se refleja en la desesperación: lo queremos todo al ritmo de "ya" (aficiones, pareja, diversión), sin retrasos, sin dolor, no importa lo que cueste, porque lo pagamos siempre y cuando nuestras expectativas queden satisfechas. La diversión parece ser un derecho fundamental e irreductible. Bajo este panorama, el hecho de construir una relación de pareja es un concepto que se desvanece en el aire, no hay amor absoluto, porque no lo vemos como tal, sino como pequeñas concreciones; como un eterno vaivén de parejas y aventuras sexuales, de diferente calado emotivo, que se acopla a nuestro estilo de vida. Ni hablar de sacrificios. Aquí me detengo y me gustaría resaltar el lado femenino del asunto. Toda mujer que se precie quiere tener hijos en determinado momento de su vida, no me creo el argumento ese de la independencia en este punto ni la onda de "Sexo en Nueva York" para enarbolar la bandera de "yo nunca tendré hijos", es mentira, si no los tienen, es porque la incapacidad crónica de amar propia de los personajes que tratan estas líneas se lo impide. Estimada lectora, sobre el hecho de tener hijos yo sólo digo lo siguiente: la naturaleza es autárquica y tirana, nos orilla a perpetuarla, en este sentido, cuando sientas que las hormonas te superan, recuerda que un hijo puede ser un autoengaño, una forma de ocultar nuestras miserias y debilidades. Si tienes miedo a la vejez o a la soledad compra desde ya un buen plan de pensiones o al menos llévate bien con tu hermanos, primos o amigos cercanos que tengan descendencia para poder ejercer de excelentísima tía –y con ello incentivar otro gran rasgo del peterpanismo: ser excelentes tíos o padrinos-. La vida se puede justificar y vivir de mil maneras.


De forma general, la literatura, el cine y la cultura actual nos han conmovido y perturbado con las historias de amor que nos cuentan. En la ficción todo es posible (o no). Las relaciones amorosas de nuestros personajes suelen estar llenas de inseguridades, pavor al compromiso, ambivalencia, miedo al futuro –como si éste nunca haya dejado de ser incierto-, irresponsabilidad, falta de autocrítica y ausencia de solidaridad. ¿Dónde quedan las confidencias, el intercambio de intimidades, las idealizaciones, las anécdotas infantiles y las quejas vitales?. Lo que importa es divertirse aunque ello conlleve a relaciones desastrosas. No hay compromiso, los hombres se rehúsan y las mujeres se enamoran del amor, un compromiso –sentimental- que es el demiurgo de nuestros días y un amor de cuento de hadas. El afán de autonomía choca de frente con el placer de que alguien te conozca profundamente. ¿Qué nos pasa?. En nuestras relaciones los peterpanes y las wendys tienen una profunda obsesión por indagar en las emociones, en las rupturas o reconciliaciones afectivas, en todo lo que sea susceptible de convertirles en impulsivos, infantiles e inmaduros. Pareciera que hay que negarse al amor y eso, como bien lo dice Laura Kipnis no es sólo una herejía, es una tragedia: para nuestra especie representa un fracaso no alcanzar lo que es esencialmente humano. Y no es sólo trágico, sino también anormal.

Las decepciones amorosas generalmente incuban emociones profundamente dolorosas: miedo, furia, culpa, vergüenza, compasión extrema. Es normal, cuando se falla continuamente uno se vuelve más escéptico e individualista. Sin embargo, no seamos tramposos ni nos auto engañemos, todos necesitamos del cariño y afecto de alguien. Amigos perterpanes y señoritas wendys, la onda es simple: asimilar las frustraciones y los conflictos de la vida cotidiana. Dejar de pensar que nuestras posibles parejas nos darán una vida de película y que crecer es una condena. Madurar es seguir creándose a uno mismo sin fin, lo dijo Henri Bergson, y tenía razón.


Referencias

!No quiero hacerme mayor!, reportaje de Francesc Miralles publicado en el periódico El País el 22/02/2009

"Contra el amor". Laura Kipnis. Ed. Algaba. 2005

jueves, 13 de mayo de 2010

¿Qué soy yo para él?

¿Qué soy yo para él? Nada, una sombra de barro. Mi paso es tan rápido que no deja ninguna huella. Soy un pobre mortal, no cuento ni en el espacio ni en el tiempo. Dios no se ocupa de nosotros. Si existe, es como si no existiese.

Razonamiento que antaño resumí es esta fórmula: "Soy ateo, gracias a Dios". Fórmula que sólo en apariencia es contradictoria.

"Mi último suspiro"
Luis Buñuel

martes, 27 de abril de 2010

Dilucidaciones pop II


Volvemos con “Dilucidaciones pop”, una de sus series favoritas, con el siguiente comentario:

Yo no creo en el pop intimista

Yo no creo en el pop intimista, me parece en la mayoría de los casos una parrafada que más viene a decir “soy muy sensible y por eso hago melodías cursis que le gusten a todo el mundo”, ¡a la mierda!. Los dos lectores que se pasen por este blog pensarán que soy un resentido, y seguramente sea así, porque me es imposible no hablar de Russian Red –la nueva diva del indie/flok/pop español- sin despotricar de ella, por dos razones: no termina de convencerme su onda musical y me tiene hasta los huevos que por todos lados la pongan y hablen de ella.

Sobre el punto uno, es muy fácil, copio y pego -la técnica estilística de nuestra época- lo que se dijo en el rockandblog, es decir: “Que me pareces la típica escolar repipi que escupe la lección como un lorito amaestrado: un mimético mono de repetición. Que tus letras, escritas además en wachi wachi, son infantiles. Que esas repelentes caritas que pones al cantar me generan unas ganas de potar que ni Leonor Watling”.

Sobre el segundo, cualquiera que vaya a bares o sitios de música sabrá de lo que hablo, la he escuchado en tiendas de ropa, en un Kebap, en mi tienda de discos favorita “La Metralleta” e incluso -y creánlo o no- en las oficinas de Hacienda. Hasta la ignominia. El puto colmo.

Más de uno debe de estar pensando que soy un mierda y una persona con mal gusto, tal vez, pero es mejor ser eso que ir de guay engullendo todo lo que se pone de moda. Recuerden amigos, todos somos intangibles y Lourdes Hernández también. Pero mejor, pruébalo tú mismo aquí.

domingo, 11 de abril de 2010

Sintonía de una ciudad

Vicente ya no juega acompañado, su carrito de pilas ya no funciona desde el accidente y le da igual, no lo quiere usar, dice que sin su hermano ya no es divertido conducirlo en el parque y perseguir a los otros niños. Ahora ya no le dejan salir a la calle, su mamá dice que es muy peligroso, que juegue en el patio o que vea la tele, es lo único que puede hacer desde que Jaime se fue. Ni siquiera le dejan asomarse a la ventana y ver a la calle, a ver cómo es la vida alrededor suyo. Aunque el tampoco tiene ánimo de hacerlo, porque ya no quiere escuchar la sintonía inconfundible de esta ciudad, que es fácil, pero siempre fatídica: bullicio de personas, unos cuantos disparos, un coche que sale quemando llanta y enseguida el llanto de un grupo de mujeres y gritos despavoridos de la gente alrededor. Acaban de matar a un joven, un alma menos en Ciudad Juárez. Así se fue su hermano.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Las aventuras del gato roquero V


Vamos a ponernos serios y a hablar en tono cultureta guay. No están para saberlo, ni yo para contarlo, pero durante mucho tiempo la palabra “vacaciones” significó para mí lo mismo que la palabra “amabilidad” para un conductor de autobús: nada. Después de un sinfín de peripecias laborales y vitales, he podido estabilizarme y tomarme las vacaciones que merezco; ays, que bonito eso, si hasta he repetido viajes y todo (si se portan bien igual y un día publico mis anotaciones, no sé para qué, si a nadie le interesa, pero me da igual, yo lo doy todo, escribo como si me leyera medio España). En fin, que en esta ocasión rescato algo sobre el rollo ese de viajar aderezado con una cita del todopoderoso Adorno, guía, gurú, genio y figura, el ying y el yang del pensamiento. Aquí vamos.


En los periodos de vacaciones, caracterizados por el letargo que produce en algunos la ruptura de la rutina cotidiana, los viajes que emprenden los más afortunados y el consumo clasemediero exacerbado, tal vez sea conveniente pensar un poco en lo que implica el hecho de visitar aquellos sitios en los que no vivimos nuestra vida diaria. Como un ejemplo muy peculiar y a raíz del forzado exilio que sufrió, Adorno nos relata sus experiencias en los Estados Unidos, todo un ejercicio de síntesis y reflexión para los que son nómadas, viajeros o inmigrantes en el mundo actual. Cito lo que a mi parecer es lo más relevante:


“La gente se inclina a contemplar el concepto de adaptación, del “adjustment”, meramente como algo negativo, como extinción de la espontaneidad, de la autonomía de la persona individual. Pero es una ilusión, criticada con fuerza por Goethe y Hegel, que el proceso de humanización y de cultura se desarrolle necesariamente y siempre desde adentro hacia fuera… No nos hacemos libres a medida que nos realizamos a nosotros mismos como individuos, sino en la medida que salimos de nosotros mismos, vamos al encuentro de los demás y, en cierto sentido, nos entregamos a ellos. Solo de este modo nos definimos como individuos, no en cuanto nos regamos a nosotros mismos como a una plantita con el fin de hacernos personalidades omnilateralmente cultas.”

“Fue necesario que llegase yo a los Estados Unidos para poder experimentar de veras el peso de lo que significa la cultura… ahí, es decir, viajando a otro país que me resultaba tan nuevo como extraño, me libere de la credulidad cultural, adquirí la capacidad de ver la cultura desde fuera.”



Te quiero Adorno.

Las aventuras del gato roquero IV

Ya se sabe que lo que nos gusta por aquí son los temas de candente y rabiosa actualidad, pero además nos gusta hablar de aquellas cosas que dejamos de lado, pero que por el hecho de no pensar en ellas signifiquen que van a dejar de ser o de estar, el caso es que en esta serie de rescate fotologueril me gustaría hablar sobre los pies, esas extremidades de infinitas referencias sensoriales.


Alguna vez leí por ahí que la preferencia erótica por los pies -o los “pieses” como dirán algunos- en las mujeres, en concreto, es un resabio de la sexualidad infantil, algo así como reemplazar el pene que no se posee, yo no lo miro así, de hecho creo que es una estupidez digna de la más vil deformación del pensamiento de Freud, pero bueno ¿qué se esperán con la bazofia intelectual que nos inunda?. Yo lo veo más bien desde el lado del disfrute pasional que implica estar con alguien, sí, sí, ese rollo de estar desnudos en la cama toqueteándo al otro. Los pieses centralizan un montón de terminales nerviosas que están conectados con los órganos vitales, dando por hecho el tema de la higiene personal, a muchos les gusta el tema de los masajitos de pies, los apretones, el untar cremitas y demás, incluso algunos lo viven como una experiencia extracorporal. Recuerde que también se pueden dar mordisquitos, lametones, o jugueteos con las partes del otro. Viva el porno pieseril sí señor. Yo, que tengo unos pies horribles, deformes y grandes, mejor me voy a comer unos nachos. Los quiero.

lunes, 29 de marzo de 2010

Dilucidaciones pop: Odio a Marlango


Creo que odio a Marlango, si bien no me gusta su música –la cual considero que es una puta mierda para pijos y culturetas que van de progres (o no)- su estilo musical, su estética y sus maneras me desbordan. Así que dejaré en claro unas cuantas cosillas:


1) Marlango es una extensión del ego de la “Leonor Guatling” esa, de todos es sabido el exhorbitado ego –disfrazado de talento- de la artistada española: quieren cantar, ser guays, ser solidarios, parecer americanos, bailar, enseñar pechuga/teta/culo, hacer pelis sobre la posguerra y la guerra civil, salvar a los ornitorringos de Tanzania y blablabla, así que era lógico que, dado su nivel de maduración histriónica, la muchacha se pusiera a cantar.


2) Me cae mal que la tonta esta vaya con su rollito languido por ahí, como si la melancolía fuera su exfoliante; si te incomoda la fama o eres muy sensible, vete a tu puta casa joder.


3) Sobre el disco: ¿realmente vale la pena?, lo de esta gente no es nada nuevo ni innovador, es lo típico de citar que te gusta Tom Waits -en pleno acto de profanación claro- y moderneces ardillescas como Debendra, Cocorise y esas mierdas que escucha la juventud de hoy.


4) ¿Es normal que en las fotos de promoción del disco salga Leonor siempre benificiada? Pues sí y es fácil, con esos dos fistros que tiene de compañeros, tan feamente guays, tan bohemios, pues siempre relucirá ella, siempre ella.


5) Creo que la prensa española, cuando salen estos grupejos, entra descaradamente al juego del peloteo: que si son guays, que si la cantante es super guapa y sensible, que si son lo mejor y más moderno, que si es como la cantante de tal banda, etcétera, etcétera. Para muestra un botón: “…Watling ha jugado a ser la Natalie Merchant de 10.000 Maniacs en Thank someone tonight y -mucho más sorprendente aún- opta al título de Stevie Nicks morena con Too many ways, que parece una lectura actualizada de aquel Gold dust woman que firmaran Fleetwood Mac.” (Fernando Neira, en www.elpais.com sobre el concierto de Marlango en el Circo Price de Madrid, el 26/03/2010).


Creo que soy un amargado.

viernes, 26 de marzo de 2010

Las aventuras del gato roquero III

Las aventuras del gato roquero III

Más de una vez me han acusado de cultureta, de aspirar a ver, leer o escuchar cosas que no son comunes o que no se ven en los escaparates de las tiendas. Me la pela, porque no es así, al igual que mucha gente que aprecio yo no soy un pretencioso que intenta tapar sus traumas con la “cultura”, no conozco muchos grupos de culto y sobre todo no me he sumergido en los libros que la media de la juventud española -con algún interés artístico y cultural definido- ha leído, lo mio es un tema de compensación, siempre tapando carencias y deficiencias socioculturales.


Por esto y mucho creo que me gusta Raymond Carver y en concreto “Catedral”, me gusta ver sus relatos ese desparpajo y minimalismo, ese realismo sucio de personajes llenos de manías, paranoias y desilusiones, de gente común que sobrevive a sus catástrofes silenciosas y triviales; encima con esa forma de relatar como si ocurriesen justo al lado, como si estuvieras mirando a los vecinos desde tu ventana. Raymond eres el mejor.

jueves, 18 de marzo de 2010

Lajitas Resort


Para J. C. T., por todo.

- Dile a tu papá que le apure mija – le dijo don Raymundo a su nieta de 6 años, la cual entró a la casa, corrió hasta el baño y sarandeó a su padre por la pierna derecha para decirle que su abuelo le llamaba, se acicaló su sombrero, echó su petate a la espalda, le dio un beso en la mejilla a la pequeña y dijo:

- ¡ámonos don Raymundo!, ¡ya tengo la troka lista desde ayer! -

- ¡Ándale cabrón!, el manager me dijo que eran de los mejores hoteles del mundo y que querían que sus empleados llegaran siempre puntuales -. Al momento de decir esto, la camioneta arrancó y trepidantemente entró en la vieja carretera.

- Pero si Lajitas está aquí al tiro nomás, ire agarramos la carretera a Ojinaga y luego luego llegamos –, dijo Pancho mientras daba un leve sorbo a un termo lleno de café. – Orita llegamos, total si vamos a jalar pa´ un pinche güero, que se espere el cabrón -, le dio el termo a Don Raymundo, quien con cara de indignación y cansancio empezó a beber. En realidad ambos estaban cansados, manejar a las 5 de la mañana desde su casa, el ejido “Alamitos” hasta la carretera de Santa Rosalía, cruzar la frontera y de ahí a Lajitas, les llevaría un total de dos horas.

- Pos gueros, gueros pero pagan de lujo, 9 dólar a los limpiadores y 11 a los de la cocina, 10 la hora extra, ¡te imaginas Pancho!, te vas a hacer de oro cabrón, a ver si así mandas a la escuincla a la escuela -

- No se meta en eso Don Raymundo, ya sabe que mi hijita me importa muchísimo; pero es que su hija es muy calzonuda y no me deja que haga mis bisnes, acá, serios, de los de lana de verdad, con al gente esa de los Covarrubias -. Dijo Pancho mirando fijamente la carretera, la cual entre baches, tierra y piedras dejaba entrever lo inconmensurable de la noche.

- ¡Esos hijos de la chingada! ¿Qué no te acuerdas de cuando fueron a buscar a Pedro por la lana que les debía? ¿Viste como lo dejaron? ¡Le partieron toda su madre!. Le clavó la mirada y súbitamente se inclino hacía él. – Ni se te ocurra cabrón, ni se te ocurra, yo ya no estoy pa´ enterrar a más familia, toy pa´ que me entierren a mí -. Se inclinó hacia atrás y se recostó mirando por la ventana, aunque fuera no había más que oscuridad. Pancho seguía conduciendo con ambas manos sobre el volante de la vieja camioneta. Guardaron silencio, de ese que parece que es necesario para apagar fuegos familiares.

- Oiga suegro, ¿es verdad que en el hotel ese de Lajitas sólo trabaja pura raza mexicana? – dijo un poco timorato Pancho después de unos minutos.

- Pos eso fue lo que me dijo el wicho, el que conoce al manager, dice que todos los trabajadores vienen de lado de México; de Rancho Blanco, de Benavides. Dicen que hay un parque natural muy grande por ahí y que no hay gente disponible, entonces pasa lo de siempre, los gringos tienen trabajos que no quieren hacer, ni siquiera los pinches negros huevones, y pos nosotros los mexicanos tenemos necesidades, tenemos familia, ya sabes que es así desde que yo era chamaco -. Su tono lastimoso refleja el cansancio de alguien que ha trabajado desde los 12 años, pero a su vez era la más pura definición de la filosofía de vida que se tiene en esa tercera nación que es la frontera entre los Estados Unidos y México. Hizo una pausa de unos cuantos segundos y dijo - nomás que ya sabes que esa gente es muy brava, se siguen pasando por el río a pesar de que los pinches gueros cambiaron la ley de paso por lo de los avionazos, lo de las torres que pasaron el otro día en la tele -.

- Pos igual y es lo mejor oiga – dijo Pancho sin darle oportunidad de continuar a su suegro. – Tá bien pinche mal que por culpa de unos árabes locos nosotros también paguemos las consecuencias; ora resulta que después de toda la chingada vida pasando a pie por el río nomás se va a poder por el puente de Ojinaga, pa´ mi que nomás nosotros somos los únicos pendejos que vamos en camioneta hasta el hotel ese -. Esto último ya lo dijo con un tono más molesto, como si quisiera echárselo en cara a su suegro.

- Yo ya se que nadie lo hace, la gente se sigue cruzando por el río y tarda media hora, nomás que ahora si te agarran los gringos, te llaman delincuente -. Dijo Don Raymundo, mirando hacia fuera, hacia la enorme noche.

Las aventuras del gato roquero II: Nada.

Algunos libros suelen calar hondo según el momento en que se lean, yo, que soy un lector tardío me ha costado encontrar la clave a libros como “El guardían entre el centeno” –por mencionar un ejemplo-, porque lo leí con 25 años, y ya con unas cuantas lecciones aprendidas sobre lo que es el desquebrajamiento de las ilusiones juveniles. Esto viene a cuento porque hace unos años me desempeñaba como socorrista en el enésimo trabajo de mierda que he tenido, en fin, que lo único que rescato fue el tiempo “libre” que me dejaba para leer. En esa época de pobredumbre e insatisfacción cayó en mis manos un ejemplar de “Nada” el libro de Carmen Laforet y sobre el mismo me gustaría decir algo, ya se que se las trae floja y que nadie lee estos post, pero bueno, “a la gloria por la obstinación” es mi lema vital.
Yo creo que "Nada" es un relato existencialista light, porque a veces es cursi pero siempre muestra el desasosiego e insatisfacción de su protagonsita, la joven Andrea, cuya narración en primera persona nos lleva a mirar el mundo desde su perspectiva. En la posguerra española se instala con unos familiares en Barcelona para iniciar sus estudios universitarios, conoce a una muchacha adinerada que le mostrará el lado alegre de la vida. Sin embargo, y a pesar de que las situaciones a veces superan su capacidad de tragedia, el medio que la rodea la conducirá al desengaño y al desmoronamiento físico y moral, aunque al final, ays, y aquí viene lo light, encuentre la redención mudándose -y cambiando radicalmente- de ciudad. Obra clave.

lunes, 15 de marzo de 2010

Las aventuras del gato roquero I


Una de las cosas no tan favorables de Internet, es el hecho de que las páginas y las tendencias que tienen mucho auge siempre caen en picado. Súbitamente se llenan de spams o la gente le pierde el interés. Tengo un fotolog que ha caído en desgracia, antes de que lo cierren quisiera ir trasladando a moraliaminima los post que considero de mayor relevancia afectiva e intelectual. Si mis capacidades lo permiten, los post que aparezcan aquí serán una especie de “versión 2.0” de la original, asimismo, utilizaré sin la menor discreción los furtivos comentarios que causaron en su momento; mejor así. Comienzo con esto:

“Las once mil vergas” de Guillaume Apollinaire

A todos nos gusta la pornografía. En menor o mayor grado, cualquiera que tenga una personalidad definida y consciente, sabe disfrutar del placer del onanismo. Pues este libro es precisamente para esto, para saciar placeres onanistas. “Las once mil vergas” es la historia de las aventuras y perversiones sexuales del principe Mony Vibescu, un noble rumano –que no rumano noble- libertino y aventurero, cuyas andanzas en el París de principios del siglo XX nos muestran el sexo como lo que es: un acto irreverente, irracional, desenfrenado, aunque siempre sublime.

Pero no todo es virtud, el libro nos relata también escenas tan perturbadoras como conmovedoras: violaciones, necrofagia, sadismo, pederastia y zoofilia, entre otras lindezas que no aprobamos desde este espacio. Eso sí, lo hace con un altísimo y refinado estilo literario que hacen de éstas cápsulas visuales propias del cine, por ejemplo. Quizá por ello el libro estuvo censurado cuando apareció, pasándo de mano en mano en los salones mundanos y literarios de Francia y forjándose la fama de que era “más fuerte que el Marqués de Sade”, y sí, seguramente así sea.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Robert Brasillach: la vida es una broma de mal gusto



La naturaleza humana es más compleja de lo que parece, si a esto le añadimos el hecho de que porque parece mentira la verdad nunca se sabe (como reza el título de un excelente libro), resulta que podemos encontrar seres socialmente despreciables que pueden brillar por su inteligencia o talento innatos; son esos intelectuales o escritores que aguardan en la cárcel su sentencia de muerte y mientras tanto escriben poemas. Es el caso de Robert Brasillach, quien fue fusilado en febrero de 1945 por orden del general Charles de Gaulle. La acusación, fulminante, cierta y rapaz: colaboracionismo con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Brasillach, nacido en 1909 fue soldado en la Primera Guerra Mundial, se licenció en filosofía y escribió unos cuantos libros sobre teatro y poesía. En 1936 es designado director del diario nacionalista “Je suis Partout” y proclama sin tapujos su admiración por el fascismo como ideología. Mussolini, los falangistas españoles y la Guardia de Hierro rumana, por ejemplo, tuvieron más espacio en esa publicación que en los periódicos de sus propios países. Brasillach apunta sus dardos contra los siete “poderes internacionales que dominan el mundo”: el comunismo, la socialdemocracia, la Iglesia católica, el protestantismo, la masonería, los trusts económicos y el judaísmo. Sí señor, todo en uno.

Cuando los aliados toman París fue detenido y posteriormente enjuiciado a través de un único interrogatorio, tomando sus artículos como pieza acusatoria. Se sabe que pensadores como Camus, Cocteau y Malraux, escribieron a De Gaulle para que le indultara, la respuesta, propia del revanchismo callejero más burdo, es obvia: un pelotón de fusilamiento le condujo, a través de sus balas, al limbo en el que divagan escritores malditos: Louis Ferdinand Céline y Pierre Drieu la Rochelle principalmente. Mientras esperaba la muerte en la cárcel, Brasillach redacta párrafos como este:

“No pierdas la sonrisa ni siquiera cuando te vayan a ejecutar. La vida es una broma de mal gusto; en vez de centrarte en el «mal gusto», céntrate en la «broma». Si buscas justicia en vez de tranquilidad en este mundo democrático, suicídate. Para vivir hoy hay que saber reírse de la estúpida realidad”.

Desde aquí dejamos en claro que no ensalzamos la figura de Brasillach, fue y será un pensador fascista, si algún izquierdista lee esto, que sepa que la Gestapo también asesino a periodistas “antirojos”. El punto es, hablando en términos de dialéctica, que debemos pensar que cada vez que se instala un nuevo grupo en el poder (llámesele élite política, partido político, bloque histórico, burgueses, proletarios, etcétera) y ejecuta a los que piensan diferente, pues ese invento moderno llamado libertad no funciona del todo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

“el mar y tú, el mar y tú…”.


“El mar y tú, su mar, el mar espejo”, “El mar y tú, su mar, el mar espejo”, hacía dos días que había leído esta frase, estaba escrita justo enfrente de la tasa del water, con letras desencajadas, como si lo hubieran escrito a toda prisa y sin pensar. No podía quitármela de la cabeza, bailaba en mi memoria como las caderas de Sandy bajo mi ingle. Ahora, en mi casa, solo, y viendo el canal de porno barato, pienso en ella, y en Sherry la pelirroja, son tan guapas y cobran tan poco; me gusta que beban las copas que les invitó, porque con ellas, entre tragos y cigarrillos, la amargura de la noche ya no existe. Recuerdo la vez que Sandy me beso, no paraba de gritarle, en plena borrachera, “muévete más Sandy”, “eres mía Sandy”, con las consecuentes carcajadas, mientras ella decía que le dijera cosas bonitas y sus labios se atronaban con los míos. Decía algo sobre el mar, “la mar” de su pueblo en Croacia o algo así, a mi me daba igual y seguía riendo, las otras chicas del local bailaban sin inmutarse de que yo, el cliente distinguido de todos los viernes por la noche, el que tiene amores sin nombre, salía del servicio unos minutos después con las lágrimas en la cara y repitiendo sin cesar “el mar y tú, el mar y tú…”.